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Cerámica de Caulín: vestigios de la alfarería de Chiloé

Solapas secundarias

Ceramistas de Caulín


Caulín era uno de los centros ceramistas de Chiloé. En esta localidad se encuentra la familia Ule - Ramilla, reconocida por su comunidad como cultores de esta tradición.

El conocimiento de esta técnica se traspasó en las familias, y a través de la oralidad y la observación. Erminia Ule recibió de sus padres, Zoilo Ule Andrade y Carmen Raimilla, la herencia del trabajo con el barro dejada por sus abuelos. Este saber también fue legado a sus demás hijos: Avelino, Isaías, Inés, Erminia, Mercedes y Alfredo (Mónica Adler et. al., 2004: p, 10).

El legado de Erminia Ule en Caulín fue fundamental. Es reconocida como la última ceramista de Chiloé que vivió de este oficio, y como una de las principales precursoras de la transmisión del conocimiento alfarero del archipiélago.

La familia Ule - Raimilla mantuvo su continuidad en Caulín. Erminia le enseñó a trabajar a las mujeres de su familia, y a otros interesados, pero pese a sus esfuerzos, la tradición como práctica permanente se perdió, debido, probablemente, a las transformaciones socioculturales y económicas vividas a partir de los años '60 y acrecentadas en los '80.

Una tradición femenina y comunitaria

En Caulín las mujeres confeccionaban las vasijas, y este saber se traspasaba de madres a hijas. Sin embargo, el proceso de producción incluía también a los hombres:

"El trabajo del barro era un trabajo comunitario, pero en él, hombres y mujeres tenían roles bien definidos. A las mujeres les tocaba enseñarles a sus hijas a levantar las piezas. La abuelita Erminia no tuvo hijas, pero les enseñó a sus nueras, sobrinas y nietas. Este es el caso de la señora María Adelina Oyarzún, esposa de Ulises, su hijo mayor" (Mónica Adler et. al., 2004: p, 11).

Los hombres colaboraban con la extracción de la materia prima, el proceso del fuego para la cocción de las vasijas, el traslado y la comercialización de las piezas por medio de la navegación hasta Ancud, Castro, Achao, Puerto Montt y Calbuco.

El traspaso de este conocimiento se perdió gradualmente en la memoria colectiva de la localidad debido a los avances de la vida moderna, el ingreso de otros objetos para la vida cotidiana, que hicieron prescindible la elaboración de piezas, y otras prácticas culturales.

Erminia Ule fue la última en fabricar y comercializar vasijas. Trabajó en múltiples proyectos de difusión de su oficio y de capacitación de niños y adultos para garantizar que esta técnica artesanal no se perdiera.

Luego de su muerte, su prima María Eduvina Raimilla trabajó en la difusión de esta técnica con los alumnos de la escuela de Caulín. Desde entonces María Eduvina ha participado en diversos proyectos para revivir la tradición en su comunidad.

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Bibliografía

  • ADLER, Mónica et al. La última ceramista de Chiloé. Gráficarrera: Osorno, 2003.
  • OCHSENIUS, Lucas. Actas. III Seminario Chiloé historia del contacto. Ancud: Dibam, 2011.
  • VAN MEURS, Marijke. Guión museográfico de la exposición "Vasijas de Chiloé", 2007.